Unos besos prestados por un tiempo, cedidos sin esfuerzo, sin contrapesos, sin peticiones a cambio, bajo la implacable luz de una farola, que derrama toda su energía para apoderarse de los susurros, de sus palabras de gestos suaves.
Ella es una gran maestra en el arte de la escucha pasiva, ha escuchado tantas confidencias, que simplemente escucha por ocupar ese lugar tan privilegiado, que alguien le asignó en su día; aunque esta vez se sorprende, pues apenas puede percibir los sonidos que dan forma a las palabras. Como si dos mundos totalmente diferentes la rodearan, expresándose cada uno en el dialecto propio de su lengua, con pensamientos distintos, y miradas inquietas, ve surgir una historia que pretende alejarse de sí misma.
Lo onírico de dos mundos, se transforma en realidad, dos mundos paralelos, que discurren en espacios diferentes. Uno de ellos, atrapado en un lejano pasado, ha sido capaz de distanciarse de él, para vislumbrar un pasado más cercano, por unos segundos está existiendo dentro de un quebradizo e inestable presente. Tanto sí es onírico como real, existen las emociones y los sentimientos.
Un sueño
Un pensamiento
Un sentimiento
Una realidad