A contraluz, dentro de la propia masa de oscuridad. Imbuida por una espiral de oscuras tinieblas de diferentes espesuras y texturas; oscuridades tan abismales que muchos seres humanos desconocen su existencia, porque nunca nadie les ha hablado de ellas, tampoco ellos las han podido observar en ninguno de sus estados.  Pesadas negruras, se van posando sobre la desnuda superficie de ese cuerpo aún infantil, que se hunde sobre sí mismo hasta escuchar en una retorica lejanía, como los órganos internos del mismo luchan por su propio espacio, al sentir como las partes más duras se les van acercando. Las articulaciones oponen resistencia a modo de defensa; un despliegue absolutamente ineficaz, cuando todo lo que conforma el aspecto externo de ese organismo, carece de la posibilidad de ejecutar el más mínimo movimiento; es entonces, en ese instante cuando hace acto de presencia, un chasquido atronador, que recorre todas las partes del cuerpo que pueden sentir algún tipo de dolor, es ese crujido el que sustituye ahora a todos los antiguos intentos fallidos por evitarlo.

Ráfagas aún más pesadas y oscuras envuelven cualquier intento de cambio de posición; el tiempo ya no existe en éste lugar, y cuando la presión cesa y se diluye entre la propia oscuridad, tú ya estas caminando  entre las oquedades del resto de esa inmensa negrura, aparentemente con una carga simbólica, que no significa más que lo que pretende transmitirte esa ausencia absoluta de palabras. Desea cerciorarse, de que la reconoces como tuya propia, como lo que verdaderamente es. Un reflejo de una luz inexistente en ese mundo.

Ahora ya eres libre. -Eso te dice una grotesca voz de mujer,  que reconoce muy bien cuáles son tus pensamientos en cada momento, como si adivinara la esperanza inmediata que albergan tus planteamientos mentales. De nuevo resuena en ese silencio atroz, una estrepitosa y sonora carcajada, para volver a dirigirse hacia ti, acercándose a tu rostro para ocupar un lugar íntimo, mientras te dice : procura ir a donde quieras, pero que siempre te vea yo, y hazlo con la cabeza agachada, no te atrevas a mirar hacia ningún otro lugar, que no sea el futuro de tus propios pasos. Eso es lo único que es tuyo, nada más tienes ni tendrá nunca si mi permiso.

Tú no existes para nadie más.

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