Cuervo, es el seudónimo mental que reciben las voces que están instaladas dentro de mi cabeza, ninguna de ellas provienen de trastornos delirantes, ni psicóticos, ni mucho menos de una esquizofrenia. Sólo forman parte de un Trastorno Límite de Personalidad (TLP).

Simplemente se trata del recuerdo permanente, de la voz de mi principal torturadora, que no es otra, que mi “progenitora”. Ésas voces que nacieron conmigo, también han permanecido a lo largo de toda mi vida, usurpando cualquier tipo de personalidad que pudiera llegar a formarse, suplantando cada esfuerzo de mi yo, creando constantemente nuevas identidades, para adaptarse a un entorno negligente, caótico e inestable. Marcando la primera infancia como una vivencia traumática, sin comunicación emocional y por tanto sin una regulación emocional adecuada.

Desde la infancia he sentido un vínculo especial con la naturaleza, especialmente con el mundo de la ornitología, hasta el punto de soñar todas las noches que era una rapaz, capaz de alzar el vuelo en cualquier momento y alejarme de la realidad, en la que estaba atrapada. Si aquí y ahora, he elegido al Cuervo (Corvus corax), es quizás por sus atributos y sobre todos por su estatus mítico como mediador entre la vida y la muerte en la mitología de diferentes culturas.

Éste blog, es la decisión de hacer pública y por tanto visible a los ojos del mundo entero mi existencia.

Hace dos años decidí buscar ayuda psicológica por un único motivo: eché de casa a mi madre. Ese fue el acto desencadenante para tomar dicha decisión, bajo esa conducta existían años de repulsión hacia ella, asco, ausencia de cariño y afecto.

Me plantee que quizás estaba comportándome como una “mala hija”, sentí la necesidad de que fuese un profesional quien me ayudara a comprender mis diferentes estados emocionales con respecto a ella, y a saber por tanto, cuáles eran mis verdaderos sentimientos. Así pues, acudí a una primera consulta, con la decisión tomada y aceptada, de corregir mi conducta en caso de no ser la correcta, al mismo tiempo, algo dentro de mí, necesitaba saber sí podría tener algún motivo para comportarme como una “mala hija”, que era un sentimiento que no dejaba de torturarme.

A éstas emociones se le añaden que mi hermana menor, hizo público hace unos 10 años en el entorno familiar, que había sido víctima de abusos sexuales por parte de mi padre. Como respuesta: nadie lo negó, nadie se sorprendió, nadie la apoyo, nadie hizo nada. Yo fui estigmatizada y repudiada, en mi familia por pedir explicaciones ante esa indiferencia tan brutal.

Y hoy continúo pidiendo justicia, no soy un cuervo, soy una persona real que se levanta todos los días para ir a trabajar, con un código deontológico propio, creado por y para mí supervivencia.

El tiempo no te pertenece, el tiempo es para quien lo necesite, escuchar a los demás nos hace libres.

Yo soy real y estos relatos no forma parte de ninguna invención, ni fantasía. Todas las publicaciones de éste blogs son ciertas y verídicas únicamente para mi misma, toda coincidencia con la realidad es pura casualidad.