Hasta qué punto, una extrema soledad, impuesta desde el comienzo de la existencia misma de la propia vida, pretende acercarte  en un momento determinante, para ésa agonizante vida, a un lugar en constante ebullición.

El mundo onírico, el inconsciente de lo consciente, lo que da sentido a lo real, a lo vivido y a lo no vivido aún, donde se esconden las respuestas del olvido, del silencio, de lo existencial del mundo que te rodea.

El conocimiento del más profundo inconsciente te arrastra contra tu voluntad, a ese otro mundo de sueños profundos pero inquietantes, te va abriendo una puerta tras otra. Aquí está todo lo que hasta ahora conocías, tu realidad vive y se desarrolla dentro de un sueño, sólo que aquí existe la libertad absoluta, cada personaje puede decir y hacer lo que verdaderamente desea, sus instintos naturales están intactos,  es la esencia pura del ser humano, sin influencias, sin alteraciones, ni modificaciones en su forma de pensar, y ver lo que les rodea.

Si existió alguien capaz de alterar todo este equilibrio, existirá alguna forma de ir retrocediendo, tras tus pasos, existirán otros seres capaces de marcar el camino de regreso a tus verdaderos orígenes. Podemos usar los conocimientos que ya tenemos a lo largo de ésta vida, como si se tratara de una gran construcción, y utilizarlos para deconstruir todo el paisaje actual, hasta sus cimientos.  Surgiría vida de una autodestrucción masiva.

A veces buscas en lugares equivocados, en una ineficiente superficie subyacente, esperas y deseas que otros, sepan o aprendan a leer tú mente, y te ofrezca esa libertad que necesitas para ser tú misma.

Nos equivocamos, o quizás sea la materia de la que estamos creados, la que nos hace actuar de esa forma. Ni otros lugares ni otras personas calmaran nunca el dolor, que la soledad impuesta genera en el pozo oscuro del Alma, sólo aquellos a quienes confiemos nuestros verdaderos sentimientos podrán acceder a nuestro interior más profundo, sin miedo a la destrucción.

Podrán acercarse y leer la historia, como si fuese un agonizante árbol milenario recién cortado; la única forma posible de contemplar, cada uno de sus anillos, una historia completa, con un principio y un final, igual que cada herida del cuerpo cuenta su propia historia personal; sus líneas, sólo podrá ser leídas a medida que las diferentes partes del tronco vayan muriendo,  ya que la verdadera vida sólo fluye en el subsuelo, sólo en el entramado de sus propias raíces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *