En toda historia existen héroes y cobardes. De los cobardes nunca se ha escrito nada, dice un dicho popular. Y yo lo comparto, estoy totalmente de acuerdo, pero no porque no se pueda decir nada sobre ellos, que sí que se puede hablar. Sino porque sus palabras no tienen ningún valor para nadie, la opinión de una persona que prefiere mirar hacia otro lado. Desde mi punto de vista un cobarde, es aquel individuo que siendo testigo de cualquier acto, siempre perjudicial para otro, es incapaz de reaccionar, y no por miedo a verse involucrado en el transcurso de la historia, que se desarrolla ante él, sino mucho peor. Éste tipo de cobardes no actúan principalmente por otra causa: Por el qué dirán. ¿Qué dirán los demás? ese es su planteamiento ante una situación en la que tengan que actuar.
Esto en las zonas rurales se da con mucha frecuencia, y viene a ser lo mismo que decir. Antes que otra persona conocida y vecina emita un juicio sobre mí, tanto positivo como negativo, mejor me voy de aquí, o miro hacia otro lado. Implicarse en una situación de conflicto requiere tener agallas y principios.
Hay hermanos que se crían en el mismo núcleo familiar de incesto y pedofilia, y prefieren decirte. –Las cosas del pasado son mejor dejarlas allí, en el pasado, porque ahora solo podrían avergonzarnos, es mejor que continúes con tu vida; aunque no puedas dormir ni una sola noche, aunque respirar ya sea difícil, aunque el cuerpo quiera romperse de dolor, aunque tu mente lloré en silencio, la agonía de ése pasado al que tus hermanos te invitan a dejar atrás.
Unos hermanos a los que se les muestra, después de un tedioso trabajo de investigación y búsqueda de documentos oficiales, un informe clínico emitido por un médico, en el que se lee claramente ABUSOS SEXUALES en la infancia. Unos hermanos que ante ésto te dicen que TE CALLES, porque es mejor para todos. Y yo pregunto ¿Quiénes son todos?. Unos hermanos que prefieren negarte antes que reconocer las palabras que están escritas en ese documento. Unos hermanos que no se han cuestionado ni por un segundo ¿Qué hizo mi madre, cuando el médico le entregó ese documento sobre su hija, una menor de 14 años?. -¿Alguién que no sean mis dos hermanos podría darme una respuesta, a esa pregunta?
Aunque existiera una respuesta correcta para esa pregunta, ya no sirve de nada, ya no tiene valor.
En cambio, mi respuesta hacia ellos y creo que lo saben, es que es más que evidente, que nunca estuve de acuerdo con su filosofía de vida, por la sencilla razón de que a mí no me importa la opinión de los demás, tanto como a ellos. Yo actúo según mis propios pensamientos y planteamientos, ahora que mi queridísima y adora madre no está cerca de mí, para impedirlo o controlarlo,
Por tanto aquí en ésta historia, existe libertad de opinión y discusión. Libertad de creer o no creer. Libertad de plantearse que los hechos narrados sean ciertos o quizás formen parte de una turbulenta trama literaria.
La libertad y el respeto ante todo. Eso no se puede negar, como bien supo hacer mi madrecita conmigo, fue lo primero que me arrebató… otro dicho popular dice: No hagas lo que no te gustaría que hicieran contigo.