El lugar desde el que puede ser contemplada es tan voluble, variable y cambiante como la impresión óptica que puede llegar a imprimirse en tus retinas, al contemplarla como un torrente de emociones pegadas unas a otras, que se van derramando entre las piedras que hacen para ella de hogar, también se la puede ver reptando entre los muros que la acogen como si pretendiera alcanzar más altura, de la que le concedieron los propios dioses el día de su creación, o sentir como cae en picado sin miedo a dejarse arrastrar por el viento, que roza el suelo sobre el que se posa, junto a otras muchas variedades de su mismo género.
Su alimento, fuentes de agua vivía a su alrededor, y ríos subterráneos de agua fresca; calles empedradas de redondeadas piedras, pulidas por el inexorable paso del tiempo, miradas que se cruzan entre pisadas del pasado, historias que guardan paisajes de mirada profunda, bajo un gran telón de conocimientos.