Sólo cuando nado las voces de mi cabeza paran de hablar entre sí, y el silencio les va ofreciendo turnos de palabras
El agua no ha existido nunca en este mundo, sólo en forma de lluvia, hacia acto de presencia en nuestras vidas.
En ese estado desaparecía rápidamente. Pero en tan poco espacio de tiempo era capaz de transmitir la suficiente cantidad de paz y tranquilidad, como para permitir que continuara nuestra existencia. Unos segundos de sosiego en nuestras perturbadas Almas.
Bailar bajo una lluvia invernal, era lo más parecido a imitar el vuelo de una rapaz, podías sentir como el impulso de las zarpas, te alzaban del suelo al tiempo que desplegabas las alas. Era la única forma de poder correr y alejarte de ese inframundo al que realmente pertenecías, y del que no podías escapar de ninguna de las formas posibles.
Cuando la fría lluvia cesaba, todo volvía a la realidad, sólo el cuerpo mojado era testigo de que por un tiempo muy limitado, no habías existido, porque habías dejado de vivir allí.
Ahora, las voces solo se calman cuando te sumerges en el agua. El agua al igual que los ciclos lunares es capaz de tomar diferentes formas y estados, cada uno con una vida propia.
El agua canaliza las voces, las modula y regula. Sólo aquí son vulnerables y pierden su inercia. Es el único sitio donde puedes escuchar verdaderamente sus diálogos, no existen soliloquios, ningún monologo interior, ninguna fuerza oculta que las controle.