La educación por llamarlo de alguna manera, y para que el lector no se encuentre perdido en un núcleo familiar de ésta índole, podría decirse que brillaba por su ausencia; con el transcurso del tiempo te vas dando cuenta, que todo lo que sabes, lo has aprendido de los libros, y del pronto despertar del propio instinto de supervivencia. Por tanto, existes gracias a lo que otras personas, un día decidieron escribir sobre su propia visión del mundo, sobre sus percepciones, sentimientos, pensamientos y emociones.

Historias que comienzan cada vez que tus manos rozan la portada de un libro, con suficiente atracción, para mantener todo el peso de su conocimiento entre tus manos, al alcance de una mirada aterrada, que descubre, que sólo virtuosos personajes, podrán ser verdaderos transmisores de  vida, para convertirse en compañeros inseparables de una existencia, capaces de devorar tú realidad, para mantener viva una ilusión verdadera.

El mundo del que ellos vienen, es más real que el tuyo propio.

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