El olvido te permite existir,
cuando respirar no indica nada;
el olvido te dice: -No eres tú quien llora;
el olvido te confunde,
haciéndote sentir el dolor de aquella que no puede llorar.
El olvido arrastra tras de sí,
las palabras de pensamientos propios: -Quien habla es otra,
y no te lo dice porque tú, ya lo sabes.
El olvido cambia a la que tiene deseos, por la que nunca desea nada;
el olvido hace que olvides quién eres,
el olvido te recuerda: -Tú no existes, acaso lo has olvidado.