Los miembros de una autentica familia incestuosa, deben cumplir con su propio código. Único, personal, e intransferible, creado para su supervivencia y continuidad en el espacio y tiempo, al que están destinados a pertenecer. Su descendencia sucumbirá, se convulsionara, y vivirá agitada eternamente, pero nunca verá como se mezclan los integrantes de sus diferentes partes. La fusión no existe en una realidad deformada y enferma.
Como integrante que eres de ese entorno, si te niegas a cumplir las normas, solo queda el aislamiento y la separación del grupo, desde la continuidad en su espacio propio, en el que también estás tú, es imposible poner en marcha una huida. Por tanto, pasas a cumplir otra función prevista en el código, te convierten en un personaje raro, extraño, antisocial, huidizo, evitativo, excéntrico, SILENCIOSO… pero real, sigues existiendo en su mundo y en el de los demás.