Todo está oscuro a tu alrededor, no puedes ver nada porque una extraña sensación invade todo tu cuerpo. Eres consciente de que la cabeza pesa más de lo habitual, como si el cuello no pudiera soportarla, se balancea ligeramente hacia delante y acto seguido se desplaza suavemente hacia ambos lados. Desde tu propio interior puedes escuchar una especie de lucha. El crujir de las vertebras se une como un quejido, a la debilidad palpitante de unos músculos incapaces de ofrecerles apoyo, derrotados y asfixiados, se muestran cautelosos, frente a unos tendones sometidos a una gran rigidez, demasiados acortados e impedidos, ante la presión que están soportando.
De repente todos chillan al mismo tiempo. Un brusco gesto de ese lamentable balanceo, es el causante del alarido. Con el reto de los sentidos ahora algo más alerta, te percatas de que ese extraño e incontrolado balanceo, no pretende desvincularte del resto del cuerpo, sino todo lo contrario. Quiere que tomes consciencia plena de la situación, tu organismo necesita que le concedan permiso para corregir automáticamente todo lo que le sea posible. Es urgente que el cuerpo en su conjunto, se incorpore y mantenga la estabilidad en una posición erguida. Necesita recibir y procesar órdenes, porque aún no sabes dónde estás. No sabe si es de día o de noche. Si hace frío o calor. Si estás sola o ahí alguien más. No sabes nada. Estas completamente pérdida, desorientada, y tan entumecida que no puedes sentir ni siquiera tu propio cuerpo, no puedes sentir nada. Pero algo en tu interior te está gritando, -Levántate, muévete.
El tiempo parece haberse detenido. No existe un antes y un después, incluso el propio momento presente es difícil de definir. La capacidad de percibir se encuentra igualmente alterada y confusa, recreando los efectos de un estado de semiinconsciencia o adormecimiento, que se va alternando entre momentos de letargo y movimientos espasmódicos, hasta que un silbido atronador atraviesa tus oídos. Ahora eres plenamente consciente de que el tiempo puede quedarse estancado, atrapado en un lugar concreto del que no podrá salir.