Ella, y por tanto el desarrollo de ésta historia, estaría incompleta si no se recuperarse la vida de otro gran personaje; primordial para mantener el equilibrio que mantuvo siempre en la cuerda floja, esa maternidad de la que Ella hacía gala.

Habrá que rescatarlo de la podredumbre con la que te obsequia la muerte a su encuentro, del inmenso vacío con el que se va rellenando la vida de los otros, de los no difuntos aún.

Sería indigno por parte de mi persona, cometer un acto semejante que pudiera llegar a confundirse, con un motivo por deslealtad; sería una hija desnaturalizada, si dejara separada una función biológica tan drástica como sería en este caso: la procreación.

Por tanto, para que se pudiera producir tal acontecimiento y la naturaleza pusiera en marcha su pesada maquinaría, Ella necesitaba un marido fiel, a quién poder ofrecer su imperio como madre.

 

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