Cuando una persona dedica parte de su vida, por no decir su vida entera, a esconder las consecuencias de sus propios actos. Actos que han sido llevados a cabo, durante el mismo tiempo que precisa para ocultarlos.
Solo puede tener un motivo, para dedicar tanta energía a ese durísimo trabajo. Ese motivo no es otro, que generar una red de mentiras tan amplia, que si en cualquier inesperado momento se escapa un fragmento, que bien podría pertenecer a tu ridícula e insignificante historia de vida, éste encaje a la perfección con una de sus respuestas, ya preparada con la antelación que ofrece el tiempo de espera.
Alguien que se previene a sí mismo, contra un posible estallido como consecuencia de la reacción que provoca los efectos secundarios, de esa serie de actos acometidos por sí mismo, solo significa que en todo momento ha sido plenamente consciente de los mismos y por tanto ha actuado con verdadera voluntad.
Es decir, que a pesar de ser consciente de las secuelas que van a provocar en otro ser humano, decide actuar porque la satisfacción personal que va a obtener, siempre será mayor que el riesgo de ser descubierta. Y se permite el lujo de mantener con vida su conducta durante tantos años, porque es capaz de observar, estudiar y analizar su entorno.
-Dentro de qué clase de espécimen se catalogaría a alguien que se define a sí misma, como madre que ha sufrido las consecuencias de una vida tan desdichada, y que a pesar de sus muchas desgracias, no ha tenido la mala suerte de perder la plena capacidad, para distinguir entre lo que está bien o mal, y opta por hacer el mal con decidida voluntad. – ¿Dónde se colocaría a alguien con esta suma de cualidades y capacidades?