Una estrella de cinco puntas está a punto de caer, de desprenderse de su firmamento, su carrera artística será tan fugaz que ni siquiera le dará tiempo a percibir su propia estela tras de sí. Será un acto de amor, capaz de sacrificar sus propias aristas en aras de una supervivencia en estado de letargo, convirtiéndose así en un objeto totalmente inofensivo, incluso fácil de manipular. Cuando rechazas lo que la naturaleza sabe que vas a necesitar a lo largo de tu vida, ya nada será como estaba previsto,  al elegir, ya has cambiado tu destino. Y la estrella hizo su elección, tuvo esa oportunidad.

Su estrellato transformo la realidad de los demás, les confirió un valor diferente, especial, a medida que la luz que la iluminaba se volvía transparente y terminaba desapareciendo entre la oscuridad, de su nuevo lugar de origen, su nuevo mundo, creado por y para ella, sólo para sus ojos incrédulos e inocentes, capaces de aceptar cualquier mentira, como autentica y absoluta verdad universal.  Al perder su capacidad de autodefensa, se perdió a sí misma.

Una tercer hija, a imagen y semejanza del propio Péndulo, acababa de fundirse, entre las profundidades abismales de una vida miserable, junto a los que, hasta ahora vivían allí.

De nuevo confusión y ofuscación, pues por alguna extraña razón ambos intuían que sería un varón.  Con una nueva valoración, el que fuese una niña, podría ampliar sus entretenimientos y pasar a formar parte de sus juegos, tampoco se plantearon en ese momento la consecuencia de la herencia genética, su nueva hija era portadora de unos rasgos físicos innatos, concedidos a cambio de la traición del Péndulo, y condicionados si cabe aún más por el ambiente, concediéndole una expresión genética idéntica a la del repugnante Péndulo, del que provenía. Evidentemente cuando el Péndulo se percató de este pequeño detalle, sólo pudo desear que se mantuviera alejada de Él, pues solo le causaba repulsión,  ninguna atracción podía existir  por algo tan similar a sí mismo.

Por tanto, su atención continuó centrada en su primogénita, que era lo que realmente deseaban ambos, era perfecta para los dos… una fusión de ambos…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *