Ése lugar tan mágico, tan especial, únicamente por ser capaz de guardar la esperanza. Por ser auténticamente real, por permitirte acurrucarte entre su fértil tierra, poblada de poderosos y firmes árboles. Un lugar, donde poder llorar en silencio, bajo una mirada incapaz de realizar juicios, sobre tú persona. Un lugar, donde parece que el tiempo tiene permiso para estancarse, un lugar, donde hojas espinosas son las que regulan su propia luz, tan delicada que puede llegar a rozar tú piel, sin hacerle ningún daño.

Un lugar, donde poder dejar salir a tú atormentado espíritu, para que respire aire libre, para que vea todo lo que compone la naturaleza no humana, un lugar, donde poder hablar contigo misma, un lugar,  perfecto por ser capaz de guardar secretos.

Un lugar, donde las lágrimas, pueden brotar hasta llegar a la tierra, porque ella nunca insultaria,  lo que forma parte de sí misma.

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