Ya está hecha la reserva para la cena del martes. Te confirmo que será un lugar familiar y acogedor, me he permitido el placer de reservar una sala entera para nosotras dos. -Ya sabes, para tener intimidad, nadie tiene porque saber de qué vamos a hablar. -No te podrás quejar, mira como aún no se me ha olvidado lo que a ti te gusta. Que menos que tener un detalle contigo, después de estos cinco largos años sin saber nada de mí, tu hija pródiga. –La última vez que hablamos, ya me dijiste que volvería tarde o temprano a buscarte. Se acaban de cumplir tu profecía, aquí estoy, está será la única forma en la que puedas verme.
Te adelanto como es el lugar, principalmente para que dispongas de tiempo suficiente y puedas preparar una vestimenta acorde con el entorno, no olvides que el peinado también es importante. Los pequeños detalles, son los que al fin y al cabo confieren autentica grandeza a este momento tan esperado en nuestras vidas.
La sala que he reservado es bastante amplia, tiene forma rectangular y está pintada de un blanco radiante. Se ha utilizado cal viva para pintarla. –Las cuatro paredes están inmaculadas, radiantemente hermosas. Su blancura hace que sus imperfecciones apenas se aprecien, cuando sobre ellas se posa la luz natural del día. La luz que entra cuando se abre la puerta, porque no hay ventanas, supongo que ya lo habrás supuesto y por tanto ya lo sabes. El suelo está pintado a mano. La pintura se ha obtenido a través de una mezcla de minerales de ocre rojizo, lo sé porque yo misma lo he pintado para ti, para ésta ocasión tan especial. Una noche entera he tardado en terminarlo,- menos mal que el gélido frío de la noche lo ha ido secando al mismo tiempo que yo lo iba pintando. El suelo no es liso, supongo que también lo sabes, tiene tantas o más imperfecciones que las paredes que lo encierran, pero he tenido la delicadeza de buscar la zona más llana para ubicar la mesa en la que vamos a cenar. Te informo de que éste lugar tiene solo una puerta para poder acceder a su interior, una vez que estés dentro igual te das cuenta de que esa puerta solo tiene cerradura en su parte exterior, no te asustes, la llave la tengo yo. El techo es de vigas de madera, ninguna viga es del mismo tamaño, señal de que son auténticas, como sus comensales. En una esquina, al fondo de la sala hay un gran tronco de madera, en posición vertical.
No te preocupes por la manera de llegar hasta aquí, yo misma iré a recogerte y te acompañaré, sólo hay que subir unas escaleras.
Supongo que querrás saber en qué va a consistir el menú y que vajilla vamos a usar. Lo sé, los detalles son importantes. Usaremos los platos de cristal, los de color verde pardo a juego con el mantel verde también de cuadros, ese que lleva un pequeño ribete hecho a crochet. La mesa, será una robusta mesa camilla y habrá cinco sillas a su alrededor de anea, con respaldos anchos de madera. He elegido estas cinco sillas, más que nada por la carga simbólica que representan, sé lo importante que es eso para ti, pero te vuelvo a confirmar que solo estaremos nosotras dos. -Eso de comer en familia todos juntos nunca fue lo nuestro. El resto de tus hijos que se busquen la vida. Esa noche nosotras dos seremos las únicas protagonistas.
Te recomiendo que a partir de hoy no comas nada, de esa forma tendrás mucha hambre el martes por la noche. Te vendrá bien llegar con el estómago vació.
He estado criando con trigo unas gallinas en estos últimos meses. La cena estará casi preparada para cuando llegues. Antes de ir a recogerte, me encargaré de dejar a dos de ésas gallinas, atadas por las patas con una cuerda de esparto, para que no se vayan a escapar. No te preocupes que elegiré a las dos más gordas y las que mejor corran, que son indicadores de buena salud. -Te habrás dado cuenta, de cuanto esmero estoy poniendo yo en esta cena, ehhh.
-Yo calculo que sobre las 10:30 h llegaré a recogerte, así que espero que estés preparada para esa hora y no me hagas esperar, más que nada por el tráfico de ésa noche. La cena es lo de menos, no se enfriará, las gallinas estarán allí esperándonos lleguemos cuando lléguenos.
-Se me olvidaba. No es necesario que te traigas ropa de abrigo allí no hace frío, y el bolso si ves que no lo vas a necesitar, pues no te lo traigas tampoco, vente ligera, sin ataduras, que estés lo más cómoda posible. Delantal no es necesario que te traigas tampoco, que ya tengo yo uno, además tú no te vas a ensuciar en esta ocasión. –Faltaría más, después de que he sido yo la que te ha invitado, que menos que cocine yo para ti.
Supongo que con todo lo que te he contado hasta el momento, sabes ya en que va a consistir el menú. –Normal, es que te he ido dando muchas pistas.
Yo no voy a preparar nada hasta que te hayas sentado a la mesa, una vez que ya estés lista, iré a por el tronco de madera que está al fondo y lo colocaré justo delante de ti. A continuación cogeré la gallina más hermosa para ti y le cortare el cuello de un hachazo. Cuando deje de salpicar la sangre en las paredes y el cuerpo de la gallina deje de retorcerse, la terminaré de trocear y te la serviré. Mientras te limpias la sangre de la cara y le quitas las plumas iremos charlando…
En caso de que no te guste la carne cruda, siempre puedo bajar a la planta de abajo que hay una chimenea y darle un par de vueltas.
Espero que estés mas que orgullosa de mi, pues te lo he presentado tal y como recuerdo que lo hacías tú conmigo.