Pequeños riachuelos de sangre caliente discurren a lo largo de tú cuerpo, su viscosa textura va formando el vestido nupcial que lucirás ésa noche, la sangre recién derramada es un grito de llamamiento a la nueva vida. Ellos lo saben, te esperan como animales hambrientos, saben que su alimento les hará poderosos.
Caminar resulta muy doloroso, la desnudez es la única compañía con la que cuentan unas temblorosas piernas, que al intentar avanzar sienten que podrían llegar a quebrarse, un dolor ensordecedor asciende lentamente, como una llamarada de fuego ardiente, que nace bajo la planta de uno de tus pies; con el único propósito de arrasar y aniquilar cualquier sensibilidad, dispuesto a separar tú cuerpo en dos, pues es necesario que la parte que no siente dolor físico, soporte a la que no puede albergar, ya más dolor; no existe otra forma de poder desplazar una pierna tras otra, hasta llegar ante ellos.
Es justo en éste momento, cuando la mente toma el control del cuerpo, para sobrevivir no puedes aparentar ser débil. Los ojos de Ella, se detienen sobre tí… mientras su mirada impía arrasa con todo lo presente allí, Ella va colocando la planta de tú pie derecho, entre una prensa de hierro, que lentamente va cerrando, hasta hacer coincidir el crujido de los huesos con su penetrante mirada, incrustada ahora sobre tus aterrados ojos.
Una palabrería de crueles advertencias, se van filtrando entre quejidos de resquicios corporales, entre un insoportable dolor, que se traslada a vivir temporalmente, a tú mente, como el eco que retumba entre grandes riscos, así llega el sonido de sus susurros a penetrar entre tus sentidos, como sí se tratara de una inquebrantable orden militar, el fenómeno acústico que forman sus palabras, te recuerdan permanentemente que si no haces lo que debes, el dolor pasará a ser experimentado, vivido, y sentido en el otro pie, libre hasta ahora de torturas; si te equivocas, no podrás caminar… la mente es la que porta y soporta, ahora el dolor, libera al cuerpo de su opresión,
ahora puedes caminar entre ellos, libremente…el dolor sólo existe dentro de tú mente.