¿Por qué la muerte de mi abuela produjo tanto desasosiego, en el interior del núcleo familiar de ésta espantosa y repugnante familia?

¿Por qué se vio Ella obligada a modificar su conducta?

Pues como bien demuestran los hechos narrados, su madre estaba enferma y murió relativamente joven. El funeral de mi abuela y las semanas venideras a este suceso, fueron víctimas del momento más apoteósico que fue capaz de representar Ella, como autentica plañidera, llegando incluso a lanzarse a los brazos de los vecinos, mientras lamentaba la pérdida de su madre. Yo nunca comprendí porque lloraba tanto y hacía tantos aspavientos, cuando en la intimidad insultaba a mi abuela, siempre que podía. –Delante de mí, le dijo en más de una ocasión, que no servía para nada, que no era capaz ni de limpiar el polvo ni las telarañas de las sillas… -Se quejaba constantemente de que su salud fuera tan frágil, y de tener que estar con ella en el hospital. –Y ahora lloraba como si estuviera poseída por un demonio. Nunca entendí aquel momento. Nunca comprendí, que dijera cuanta falta le hacía su madre aún, y que cuando apenas tenía yo 6 años le prohibiera la entrada a nuestra casa. Aquello no tenía sentido.

Finalmente cuando Ella consiguió superar el duelo de su madre, la vida ya le había cambiado. Ahora su padre iba a nuestra casa a comer, aunque sólo iba al medio día.

Por otro lado su hija mayor ya tenía 14 años, y por aquel entonces ya andaba con sus tonterías, como le ha gustado a Ella llamar, a ese otro hecho de su historia familiar. Los incontables intentos de suicidio de su primogénita.  A los 14 años estalla éste otro acontecimiento, aprovechando Ella el momento de la muerte de su madre. Pues como respuesta a la preocupante situación de su hija, Ella siempre contestaba, que todo lo que le ocurría a su hija era fruto de una profunda depresión por la muerte de su madre. Ella siempre utilizando a los demás. Pero como era tan buena madre, se vio obligada a llevarme al servicio de salud en alguno de esos muchos intentos de abandonar este repugnante mundo.  Si me hubiera muerto, Ella habría contado que tenía una depresión tan, tan grande que nunca pudo hacer nada por mí. Pero como por algún extraño motivo eso no ocurrió, ahora puedo contar lo que estaba sucediendo en mi vida, como para que con 14 años ya estuviese más que harta y cansada de vivir.

No tengo intención de morirme hasta que cuente todo lo que ha pasado en mi vida, y lo pienso hacer sin ningún tipo de pudor. El mismo que Ella ha tenido conmigo. NINGUNO.

Recordarles a quienes leen estas narraciones, que hace dos años rescaté la copia de unos informes de salud mental, que comienzan a la edad de 14 años y terminan a los 22 años (7 miserables años sobremedicada y dentro de un sistema inútil).

Aclarar que siendo menor de edad estos informes se suelen entregar a los padres.

-¿A parte de mentirme durante toda mi insoportable vida, qué hizo mi madre con esos informes que hablan entre otras muchas cosas, de abusos sexuales a modo de juego? -¿Qué hizo?

-Se reinvento a sí misma, y se victimizo a Ella misma, por si acaso en aquel momento algo salía a la luz. Y el informe posiblemente lo quemó en la chimenea, donde quemaba todo lo que no era de su agrado. ¿Verdad que sí mamá?

El informe de salud mental, que se menciona en esta publicación esta colgado en la publicación número seis. Titulada «Se acerca la tormenta»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *