No hay luz, será que aún estoy dormida, y por eso no veo luz, no puedo abrir los ojos, ninguna parte del cuerpo obedecen a las ordenes de mi cerebro, es como si un peso invisible lo mantuviera inmóvil, tampoco existen apenas percepciones, ni frío ni calor, sólo un extraño ruido a lo lejos, como un martilleo, constante, seco, parece que intenta seguir un ritmo, como si pretendiera sincronizarse con un extraño aroma a hierro, un olor que impregna toda la atmósfera del lugar en el que estoy, tampoco sé dónde estoy, sólo que estoy tumbada sobre alguna superficie fría, totalmente inmóvil, acompañada de ese extraño sonido, que parece acercarse cada vez más a ti.
De repente los parpados pueden despegarse, como una oruga convertida en mariposa, comienzan a estirarse, sólo pueden mirar hacia arriba, el movimiento sigue siendo limitado, no hay luz y ahora sí estoy despierta, todo está negro. Continúa el sonido, ahora mucho más cerca, como si se arrastrara hacia ti, como si te buscara… de repente desaparece la incertidumbre, te das cuenta que simplemente es el sonido de tú corazón, son latidos.
Dónde están ellos, se habrán ido a buscar algo nuevo para continuar, me dejarán allí sola, cuándo volverán, sigo sin poder moverme, no siento el cuerpo, ya no hay más ruidos… sólo te queda esperar